Giovanni Melchior Bosco Ochienna
1815-1888
Fiesta: 31 de enero
Fiesta: 31 de enero
Presbítero, "Padre y maestro de la juventud", patrono de los editores, fundador de los
salesianos. Por su gran devoción a María Auxiliadora,
conseguía de ella innumerables milagros.
"En su vida, lo sobrenatural se hizo
casi natural y lo extraordinario, ordinario." Pío XI sobre S. Juan Bosco.
SALVE, DON BOSCO SANTO
Salve don Bosco Santo, joven de corazón,
mira todo el quebranto de un mundo sin amor (bis).
Salve don Bosco Santo, joven de corazón,
mira todo el quebranto de un mundo sin amor (bis).
1. Juventudes que caminan sin saber adónde
van,
juventudes tan heridas, sin fe, sin paz, sin luz ni amor,
Juan Bosco, oye nuestra voz.
2. Si supieras cuántas veces nos trataron de vencer,
si supieras cómo duele el ver crueldad, rencor, pasión,
Juan Bosco, ven y ayúdanos.
3. Ven a ver cómo luchamos con esfuerzo y decisión,
ven a ver cómo tratamos de hacer cambiar el mundo de hoy
Juan Bosco, ven y ayúdanos!
juventudes tan heridas, sin fe, sin paz, sin luz ni amor,
Juan Bosco, oye nuestra voz.
2. Si supieras cuántas veces nos trataron de vencer,
si supieras cómo duele el ver crueldad, rencor, pasión,
Juan Bosco, ven y ayúdanos.
3. Ven a ver cómo luchamos con esfuerzo y decisión,
ven a ver cómo tratamos de hacer cambiar el mundo de hoy
Juan Bosco, ven y ayúdanos!
Juanito Bosco nació el 16 de agosto de 1815, en un pequeño caserío de Castelnuovo D’Asti, en el Piamonte, llamado popularmente “I Becchi”.
Siendo todavía niño, la muerte de su padre le hizo experimentar el dolor de tantos pobres huerfanitos de los que se hará padre cariñoso. Pero encontró en su madre Margarita un ejemplo de vida cristiana que incidió profundamente en su ánimo.
A los nueve años tuvo un sueño profético: le pareció estar en medio de una multitud de muchachos entregados a sus juegos, pero algunos de ellos blasfemaban. Rápidamente Juanito se arrojó sobre los que blasfemaban, con sus puños y a patadas para hacerlos callar; pero he aquí que se presenta un Personaje que le dice: “No con golpes, sino con la mansedumbre y con la caridad deberás ganarte a estos tus amigos.. Yo te daré la Maestra bajo cuya disciplina llegarás a ser sabio; y sin la cual, toda sabiduría se convierte en necedad”. El Personaje era Jesús y la Maestra María Santísima, a cuya guía se abandonó toda la vida y la honró con el título de “Auxiliadora de los cristianos”.
Así fue como Juan quiso aprender a ser saltimbanqui, prestidigitador, cantor, titiritero, para poder atraerse a los compañeros y mantenerlos alejados del pecado. “Si están conmigo, decía a su mamá, no hablan mal”.
Queriendo ser sacerdote para dedicarse enteramente a la salvación de los niños, mientras trabajaba de día, pasaba las noches sobre los libros, hasta que, a la edad de veinte años, pudo entrar en el Seminario de Chieri y ser ordenado Sacerdote en Turín en 1841, a los 26 años.
En aquellos tiempos, Turín estaba llena de muchachos pobres en busca de trabajo, huérfanos o abandonados, expuestos a muchos peligros para el alma y para el cuerpo. Don Bosco comenzó a reunirlos los Domingos, ya en una iglesia, ya en un prado, ya en una plaza, para hacerlos jugar e instruirlos en el Catecismo, hasta que, después de cinco años de enormes dificultades, logró establecerse en el barrio periférico de Valdocco y abrir su primer Oratorio.
En él, los muchachos encontraban comida y alojamiento, estudiaban o aprendían un oficio; pero, sobre todo aprendían a amar al Señor. Santo Domingo Savio era uno de ellos.
Don Bosco era muy querido por sus “pilluelos” (así los llamaba él) hasta lo inverosímil. A quien le preguntaba el secreto de tanto ascendiente sobre ellos, respondía: “Con la bondad y el amor trato de ganar para el Señor a estos mis amigos”. Por ellos sacrificó todo el poco dinero que poseía, su tiempo, su ingenio que era capaz de todo, su salud. Con ellos se hizo santo. Para ellos fundó la Congregación Salesiana, formada por sacerdotes y laicos que quieren continuar su obra y a la que señaló como “fin principal el sostener y defender la autoridad del Papa”.
Queriendo extender su apostolado también a las muchachas, fundó con Santa María Dominica Mazzarello la Congregación de las Hijas de María Auxiliadora.
Los Salesianos y las Hijas de María Auxiliadora se extendieron por todo el mundo al servicio de los jóvenes, de los pobres y de los que sufren, con escuelas de todo género y grado, institutos técnicos y profesionales, hospitales, dispensarios, oratorios y parroquias.
Dedicó todo su tiempo libre, que muchas veces lo robaba al sueño, para escribir y divulgar opúsculos fáciles para la instrucción cristiana del pueblo.
Fue, además de hombre de caridad muy activa, un místico entre los más grandes. Toda su obra tuvo su origen y fuente en la íntima unión con Dios, que desde joven cultivó cuidadosamente y se desarrolló en el abandono filial y fiel al designio que Dios había predispuesto para él, guiado paso a paso por María Santísima, que fue la Inspiradora y la Guía de todas sus empresas.
Pero su perfecta unión con Dios estuvo, acaso como en pocos Santos, unida a una humanidad entre las más ricas por bondad, por inteligencia y por equilibrio, a lo cual hay que añadir el valor de un conocimiento excepcional del alma humana, madurado en las largas horas transcurridas diariamente en el ministerio de las confesiones, en la adoración al Santísimo Sacramento y en el continuo contacto con los jóvenes y con personas de toda edad y condición.
Don Bosco formó generaciones de santos porque recordaba a sus jóvenes el amor de Dios, la realidad de la muerte, del juicio de Dios, del infierno eterno; la necesidad de rezar, de evitar el pecado y las ocasiones que conducen a pecar y de acercarse frecuentemente a los Sacramentos.
“Queridos míos, yo os amo con todo mi corazón y basta que seáis jóvenes para que yo os ame muchísimo”. Amaba de tal modo que cada uno pensaba que él era su predilecto.
“Encontraréis escritores mucho más virtuosos y doctos que yo; pero difícilmente podréis encontrar alguien que os ame más en Jesucristo y más desee vuestra verdadera felicidad”.
Agotado en sus fuerzas por el trabajo incesante, enfermó gravemente. Particularmente conmovedor: muchos jóvenes ofrecieron al Señor la propia vida por él. “... Lo que he hecho, lo he hecho por el Señor... Se habría podido hacer más... Pero lo harán mis hijos... Nuestra Congregación es conducida por Dios y protegida por María Auxiliadora”.
Una de sus recomendaciones fue ésta: “Decid a los jóvenes que los espero en el Paraíso...”.
El 31 de enero de 1888 expiraba en su pobre habitación en Valdocco, a la edad de 72 años.
DON BOSCO, LA PELICULA
CANTATA ESPAÑOLA A SAN JUAN BOSCO
RESEÑA BIOGRAFICA DE SAN JUAN BOSCO
Reseña
Tuvo una niñez muy dura. Una vez ordenado sacerdote,
empleó todas sus energías en la educación de los jóvenes. Sus grandes amores que fundamentan su
espiritualidad: La Eucaristía, la Virgen María, la Iglesia, la fidelidad al
Santo Padre, la juventud.
Famoso por sus sueños proféticos, ¡se conocen 159 de ellos! Quizás el mas famoso es el de la Nave de Pedro, que explicaremos mas
adelante.
San Juan Bosco escribió
también algunos opúsculos en defensa de la religión.
Gran constructor de iglesias, entre ellas la Basílica de San Juan Evangelista, la
Basílica de María Auxiliadora y la Iglesia del Sagrado Corazón en Roma donde
celebró su última misa.
Vida de San Juan Bosco
Juan Melchor nace en 1815, junto a Castelnuovo, en la diócesis de Turín. Era el menor de los hijos de un campesino piamontés. Su niñez fue muy dura. Su padre murió
cuando Juan tenía apenas dos años y medio. La madre, Margarita, analfabeta y
muy pobre, pero santa y laboriosa mujer, que debió luchar mucho para sacar
adelante a sus hijos, se hizo cargo de su educación.
El primero de sus 159 sueños proféticos
A los nueve años de edad, un sueño que el rapazuelo no
olvidó nunca, le reveló su vocación. Más adelante, en todos los períodos
críticos de su vida, una visión del cielo le indicó siempre el camino que debía
seguir.
En aquel primer sueño, se vio rodeado de una multitud
de chiquillos que se peleaban entre sí y blasfemaban; Juan Bosco trató de hacer
la paz, primero con exhortaciones y después con los puños. Súbitamente apareció
Nuestro Señor y le dijo: "¡No, no; tienes que ganártelos con la
mansedumbre y el amor!" Le indicó también que su Maestra sería la
Santísima Virgen, quien al instante apareció y le dijo: "Toma tu cayado de
pastor y guía a tus ovejas". Cuando la Señora pronunció estas palabras los
niños se convirtieron primero, en bestias feroces y luego en
ovejas.
Una gran cualidad: su interés por la salvación de la
juventud
El sueño terminó, pero desde aquel momento Juan Bosco
comprendió que su vocación era ayudar a los niños pobres, y empezó
inmediatamente a enseñar el catecismo y a llevar a la iglesia a los chicos de
su pueblo. Para ganárselos, acostumbraba ejecutar ante ellos toda clase de
acrobacias, en las que llegó a ser muy ducho. Un domingo por la mañana, un acróbata
ambulante dio una función pública y los niños no acudieron a la iglesia; Juan
Bosco desafió al acróbata en su propio terreno, obtuvo el triunfo, y se dirigió
victoriosamente con los chicos a la misa.
La alegría de Don Bosco
Los muchachos de la calle lo llamaban: ‘Ese es el
Padre que siempre está alegre. El Padre de los cuentos bonitos’. Su sonrisa era
de siempre. Nadie lo encontraba jamás de mal humor y nunca se le escuchaba una
palabra dura o humillante. Hablar con él la primera vez era quedar ya de amigo
suyo para toda la vida. El Señor le
concedió también el don de consejo: Un consejo suyo cambiaba a las personas.
Y lo que decía eran cosas ordinarias.
Durante las semanas que vivió con una tía que prestaba
servicios en casa de un sacerdote, Juan Bosco aprendió a leer. Tenía un gran
deseo de ser sacerdote, pero hubo de vencer numerosas dificultades antes de
poder empezar sus estudios. A los dieciséis años, ingresó finalmente en el
seminario de Chieri y era tan pobre, que debía mendigar para reunir el dinero y
los vestidos indispensables.
El alcalde del pueblo le regaló el sombrero, el
párroco la chaqueta, uno de los parroquianos el abrigo y otro, un par de
zapatos. Después de haber recibido el diaconado, Juan Bosco pasó al seminario
mayor de Turín y ahí empezó, con la aprobación de sus superiores, a reunir los
domingos a un grupo de chiquillos y mozuelos abandonados de la ciudad.
San José Cafasso, sacerdote de la parroquia anexa al
seminario mayor de Turín, confirmó a Juan Bosco en su vocación, explicándole
que Dios no quería que fuese a las misiones extranjeras: "Desempaca tus
bártulos --le dijo--, y prosigue tu trabajo con los chicos abandonados. Eso y
no otra cosa es lo que Dios quiere de ti".
El mismo Don Cafasso le puso en contacto con los ricos
que podían ayudarle con limosnas para su obra, y le mostró las prisiones y los
barrios bajos en los que encontraría suficientes clientes para aprovechar los
donativos de los ricos.
El primer puesto que ocupó Don Bosco fue el de
capellán auxiliar en una casa de refugio para muchachas, que había fundado la
marquesa di Barola, la rica y caritativa mujer que socorrió a Silvio Pellico
cuando éste salió de la prisión. Los domingos, Don Bosco no tenía trabajo de
modo que podía ocuparse de sus chicos, a los que consagraba el día entero en
una especie de escuela y centro de recreo, que él llamó "Oratorio
Festivo".
Pero muy pronto, la marquesa le negó el permiso de
reunir a los niños en sus terrenos, porque hacían ruido y destruían las flores.
Durante un año, Don Bosco y sus chiquillos anduvieron de "Herodes a
Pilatos", porque nadie quería aceptar ese pequeño ejército de más de un
centenar de revoltosos muchachos.
Cuando Don Bosco consiguió, por fin, alquilar un viejo
granero, y todo empezaba a arreglarse, la marquesa, que a pesar de su
generosidad tenía algo de autócrata, le exigió que escogiera entre quedarse con
su tropa o con su puesto en el refugio para muchachas. El santo escogió a sus
chicos.
Oratorios, escuelas, talleres...
En esos momentos críticos, le sobrevino una pulmonía,
cuyas complicaciones estuvieron a punto de costarle la vida. En cuanto se
repuso, fue a vivir en unos cuartuchos miserables de su nuevo oratorio, en
compañía de su madre, y ahí se entregó, con toda el alma, a consolidar y
extender su obra. Dio forma acabada a una escuela nocturna, que había
inaugurado el año precedente, y como el oratorio estaba lleno a reventar, abrió
otros dos centros en otros tantos barrios de Turín.
Por la misma época, empezó a dar alojamiento a los
niños abandonados. Al poco tiempo, había ya treinta o cuarenta chicos, la
mayoría aprendices, que vivían con Don Bosco y su madre en el barrio de
Valdocco. Los chicos llamaban a la madre de Don Bosco "Mamá
Margarita".
Con todo, Don Bosco cayó pronto en la cuenta que todo
el bien que hacía a sus chicos se perdía con las malas influencias del
exterior, y decidió construir sus propios talleres de aprendizaje. Los dos
primeros: el de los zapateros y el de los sastres, fueron inaugurados en 1853.
Crece la familia
El siguiente paso fue construir una iglesia,
consagrada a San Francisco de Sales. Después vino la construcción de una casa
para la enorme familia. El dinero no faltaba, a veces, por verdadero milagro.
Don Bosco distinguía dos grupos entre sus chicos: el de los aprendices, y el de
los que daban señales de una posible vocación sacerdotal. Al principio iban a
las escuelas del pueblo; pero con el tiempo, cuando los fondos fueron
suficientes, Don Bosco instituyó los cursos técnicos y los de primeras letras
en el oratorio.
En 1856, había ya 150 internos, cuatro talleres, una
imprenta, cuatro clases de latín y diez sacerdotes. Los externos eran
quinientos. Con su extraordinario don de simpatía y de leer los corazones, Don
Bosco ejercía una influencia ilimitada sobre sus chicos, de suerte que podía
gobernarles con aparente indulgencia y sin castigos, para gran escándalo de los
educadores de su tiempo.
Veía en sueños el estado exacto de la conciencia de
sus discípulos y después los llamaba y les hacía una descripción tan completa
de los pecados que ellos habían cometido, que muchos aclamaban emocionados:
"Si hubiera venido un ángel a contarle toda mi vida no me habría hablado
con mayor precisión" .
Se gana de tal manera el cariño de los jóvenes, que es
difícil encontrar en toda la historia de la humanidad, después de Jesús, un
educador que haya sido tan amado como Don Bosco. Los jóvenes llegaban hasta
pelear unos contra otros afirmando cada uno que a él lo amaba el santo más que
a los demás.
Dedicó su vida a la difusión de las buenas lecturas
Además de este trabajo, Don Bosco se veía asediado de
peticiones para que predicara; la fama de su elocuencia se había extendido
enormemente a causa de los milagros y curaciones obradas por la intercesión del
santo. Otra forma de actividad, que ejerció durante muchos años, fue la de
escribir libros para el gusto popular, pues estaba convencido de la influencia
de la lectura.
Él decía que Dios lo había enviado al mundo para
educar a los jóvenes pobres y para propagar buenos libros, los cuales, además eran sumamente sencillos y
fáciles de entender. "Propagad buenos libros --decía Don Bosco-- sólo en
el cielo sabréis el gran bien que produce una buena lectura". Unas
veces se trataba de una obra de apologética, otras de un libro de historia, de
educación o bien de una serie de lecturas católicas. Este trabajo le robaba
gran parte de la noche y al fin, tuvo que abandonarlo, porque sus ojos
empezaron a debilitarse.
En búsqueda de colaboradores
El mayor problema de Don Bosco, durante largo tiempo,
fue el de encontrar colaboradores. Muchos jóvenes sacerdotes entusiastas,
ofrecían sus servicios, pero acababan por cansarse, ya fuese porque no lograban
dominar los métodos impuestos por Don Bosco, o porque carecían de su paciencia
para sobrellevar las travesuras de aquel tropel de chicos mal educados y
frecuentemente viciosos, o porque perdían la cabeza al ver que el santo se
lanzaba a la construcción de escuelas y talleres, sin contar con un céntimo.
Aun hubo algunos que llevaron a mal que Don Bosco no
convirtiera el oratorio en un club político para propagar la causa de "La
Joven Italia". En 1850, no quedaba a Don Bosco más que un colaborador y
esto le decidió a preparar, por sí mismo, a sus futuros colaboradores. Así fue
como Santo
Domingo Savio ingresó en el
oratorio, en 1854.
Nace la gran familia Salesiana
Por otra parte, Don Bosco había acariciado siempre la
idea, más o menos vaga, de fundar una congregación religiosa. Después de
algunos descalabros, consiguió por fin formar un pequeño núcleo. "En la
noche del 26 de enero de 1854 --escribe uno de los testigos-- nos reunimos en
el cuarto de Don Bosco. Se hallaban ahí además, Cagliero, Rocchetti, Artiglia y
Rua. Llegamos a la conclusión de que, con la ayuda de Dios, íbamos a entrar en
un período de trabajos prácticos de caridad para ayudar a nuestros prójimos.
Al fin de ese período, estaríamos en libertad de
ligarnos con una promesa, que más tarde podría transformarse en voto. Desde
aquella noche recibieron el nombre de Salesianos todos los que se consagraron a
tal forma de apostolado. Naturalmente, el nombre provenía del gran obispo de
Ginebra, San Francisco de Sales (el "Santo de la amabilidad"). El
momento no parecía muy oportuno para fundar una nueva congregación, pues el
Piamonte no había sido nunca más anticlerical que entonces.
Los jesuitas y las Damas del Sagrado Corazón habían
sido expulsados; muchos conventos habían sido suprimidos y, cada día, se
publicaban nuevas leyes que coartaban los derechos de las órdenes religiosas.
Sin embargo, fue el ministro Rattazzi, uno de los que más parte había tenido en
la legislación, quien urgió un día a Don Bosco a fundar una congregación para
perpetuar su trabajo y le prometió su apoyo ante el rey".
En diciembre de 1859, Don Bosco y sus veintidos
compañeros decidieron finalmente organizar la congregación, cuyas reglas habían
sido aprobadas por Pío IX. Pero la aprobación definitiva no llegó sino hasta
quince años después, junto con el permiso de ordenación para los candidatos del
momento. La nueva congregación creció rápidamente: en 1863 había treinta y
nueve salesianos; a la muerte del fundador, eran ya 768, y en la actualidad se
cuentan por millares: Diecisiete mil en 105 países, con 1,300 colegios y 300
parroquias, y se hallan establecidos en todo el mundo.
Don Bosco realizó uno de sus sueños al enviar sus
primeros misioneros a la Patagonia. Poco a poco, los Salesianos se extendieron
por toda la América del Sur. Cuando San Juan Bosco murió, la congregación tenía
veintiséis casas en el Nuevo Mundo y treinta y ocho en Europa. Las
instituciones salesianas en la actualidad comprenden escuelas de primera y
segunda enseñanza, seminarios, escuelas para adultos, escuelas técnicas y de
agricultura, talleres de imprenta y librería, hospitales, etc., sin omitir las
misiones extranjeras y el trabajo pastoral.
El siguiente paso de Don Bosco fue la fundación de una
congregación femenina, encargada de hacer por las niñas lo que los Salesianos
hacían por los niños. La congregación quedó inaugurada en 1872, con la toma de
hábito de veintisiete jóvenes, entre ellas, Santa María Dominga Mazzarello, que
fue la cofundadora, a las que el santo llamó Hijas de Nuestra Señora, Auxilio
de los Cristianos (o Hijas de María Auxiliadora). La nueva comunidad se
desarrolló casi tan rápidamente como la anterior y emprendió, además de otras
actividades, la creación de escuelas de primera enseñanza en Italia, Brasil,
Argentina y otros países. "Hoy en día son dieciséis mil, en setenta y cinco
países".
Para completar su obra, Don Bosco organizó a sus
numerosos colaboradores del exterior en una especie de tercera orden, a la que
dio el título de Colaboradores Salesianos. Se trataba de hombres y mujeres de
todas las clases sociales, que se obligaban a ayudar en alguna forma a los
educadores salesianos.
Nuestro Señor le inspiró un sabio método de enseñanza
El sueño o visión que tuvo Don Bosco en su juventud
marcó toda su actividad posterior con los niños. Todo el mundo sabe que para
trabajar con los niños, hay que amarlos; pero lo importante es que ese amor se
manifieste en forma comprensible para ellos. Ahora bien, en el caso de Don
Bosco, el amor era evidente, y fue ese amor el que le ayudó a formar sus ideas
sobre el castigo, en una época en que nadie ponía en tela de juicio las más
burdas supersticiones acerca de ese punto.
Los métodos de Don Bosco consistían en desarrollar el
sentido de responsabilidad, en suprimir las ocasiones de desobediencia, en
saber apreciar los esfuerzos de los chicos, y en una gran amistad. En 1877
escribía: "No recuerdo haber empleado nunca un castigo propiamente dicho.
Por la gracia de Dios, siempre he podido conseguir que los niños observen no
sólo las reglas, sino aun mis menores deseos". Pero a esta cualidad se unía
la perfecta conciencia del daño que puede hacer a los niños un amor demasiado
indulgente, y así lo repetía constantemente Don Bosco a los padres.
Una de las imágenes más agradables que suscita el
nombre de Don Bosco es la de sus excursiones domingueras al bosque, con una
parvada de rapazuelos. El santo celebraba la misa en alguna iglesita de pueblo,
comía y jugaba con los chicos en el campo, les daba una clase de catecismo, y
todo terminaba al atardecer, con el canto de las vísperas, pues Don Bosco creía
firmemente en los benéficos efectos de la buena música.
La construcción de iglesias
El relato de la vida de Don Bosco quedaría trunco, si
no hiciéramos mención de su obra de constructor de iglesias. La primera que
erigió era pequeña y resultó pronto insuficiente para la congregación. El santo
emprendió entonces la construcción de otra mucho más grande, que quedó
terminada en 1868. A ésta siguió una gran basílica en uno de los barrios pobres
de Turín, consagrada a San Juan Evangelista.
El esfuerzo para reunir los fondos necesarios había
sido inmenso; al terminar la basílica, el santo no tenía un céntimo y estaba
muy fatigado, pero su trabajo no había acabado todavía. Durante los últimos
años del pontificado de Pío IX, se había creado el proyecto de construir una
iglesia del Sagrado Corazón en Roma, y el Papa había dado el dinero necesario
para comprar el terreno. El sucesor de Pío IX se interesaba en la obra tanto
como su predecesor, pero parecía imposible reunir los fondos para la
construcción.
"Es una pena que no podamos avanzar" --dijo
el Papa al terminar un consistorio--. "La gloria de Dios, el honor de la
Santa Sede y el bien espiritual de muchos fieles están comprometidos en la
empresa. Y no veo cómo podríamos llevarla adelante"
--"Yo puedo sugerir una manera de hacerlo"
--dijo el cardenal Alimonda.
--"¿Cuál? --preguntó el Papa.
--"Confiar el asunto a Don Bosco".
–"¿Y Don Bosco estaría dispuesto a aceptar?"
–"Yo le conozco bien" --replicó el cardenal--; "la simple manifestación del deseo de Vuestra Santidad será una orden para él".
La tarea fue propuesta a Don Bosco, quien la aceptó al punto.
--"¿Cuál? --preguntó el Papa.
--"Confiar el asunto a Don Bosco".
–"¿Y Don Bosco estaría dispuesto a aceptar?"
–"Yo le conozco bien" --replicó el cardenal--; "la simple manifestación del deseo de Vuestra Santidad será una orden para él".
La tarea fue propuesta a Don Bosco, quien la aceptó al punto.
Cuando ya no pudo obtener más fondos en Italia, se
trasladó a Francia, el país en que había nacido la devoción al Sagrado Corazón.
Las gentes le aclamaban en todas partes por su santidad y sus milagros y el
dinero le llovía. El porvenir de la construcción de la nueva iglesia estaba ya
asegurado; pero cuando se aproximaba la fecha de la consagración, Don Bosco
repetía que, si se retardaba demasiado, no estaría en vida para asistir a ella.
La consagración de la iglesia tuvo lugar el 14 de mayo de 1887, y San Juan
Bosco celebró ahí la misa, poco después.
Muerte de Don Bosco
Pero sus días tocaban a su fin. Dos años antes, los
médicos habían declarado que el santo estaba completamente agotado y que la
única solución era el descanso; pero el reposo era desconocido para Don Bosco.
A fines de 1887, sus fuerzas empezaron a decaer rápidamente; la muerte
sobrevino el 31 de enero de 1888, cuando apenas comenzaba el día, de suerte que
algunos autores escriben, sin razón, que Don Bosco murió al día siguiente de la
fiesta de San Francisco de Sales.
Su cuerpo permanece incorrupto en la Basílica de María Auxiliadora en Turín, Italia.
Sus últimas recomendaciones fueron: "Propagad la
devoción a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora y veréis lo que son
milagros. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a
la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios.
Os espero en el Paraíso".
Cuarenta mil personas desfilaron ante su cadáver en la
iglesia, y sus funerales fueron una especie de marcha triunfal, porque toda
la ciudad de Turín salió a la calle durante tres días a honrar a Don Bosco por
última vez.
Fueron tantos los milagros conseguidos al encomendarse
a Don Bosco, que el Sumo Pontífice lo canonizó cuando apenas habían pasado
cuarenta y seis años de su muerte (en 1934) y lo declaró Patrono de los que
difunden buenas lecturas y "Padre y maestro de la juventud".
Estadísticas
Al tiempo de la muerte de Don Bosco en 1888 existían
250 casas de la Asociación Salesiana en todo el mundo, que incluían a 130,000
niños, y de los cuales egresaban cada año 18,000 aprendices graduados. En la
casa matriz Don Bosco había seleccionado a sus pupilos más brillantes, les
enseñó Italiano, Latín, Francés y matemáticas, y esta banda formó un cuerpo de
enseñanza para los nuevos hogares que crecían rápidamente en otros lugares.
Hasta 1888 más de seis mil sacerdotes habían egresado de las instituciones de
Don Bosco, de los cuales 1,200 permanecieron en la asociación. Las escuelas
ofrecían desde las primeras instrucciones a los pequeños hasta, para aquellos
que lo elegían, seminarios para el sacerdocio. La asociación también dirige
escuelas dominicales, escuelas vespertinas para trabajadores adultos, escuelas
para aquellos que entran al sacerdocio más tarde en la vida, escuelas técnicas
e imprentas para la difusión de la buena lectura en diferentes idiomas. Sus
miembros también están a cargo de hospitales y asilos, cuidado de enfermos, y
trabajo en las prisiones, especialmente en distritos rurales. La asociación
tiene casas en los siguientes países: Italia, España, Portugal, Francia,
Inglaterra, Bélgica, Suiza, Austria, Palestina y Argel; en EE.UU.; en México;
en América del Sur en Ecuador, Brasil, Paraguay, Argentina, Bolivia, Uruguay,
Chile, Perú, Venezuela y Colombia.
Como testimonio de su obra, actualmente existen más 2.086
presencias salesianas en 127 países, con 16.640 religiosos trabajando en ellas,
y aunque es difícil calcular el número total de jóvenes que se atienden, en Oratorios y Centros Juveniles se calculan unos
479.400 y en Centros de Enseñanza, aproximadamente 857.800.
En 1953 en España, San Juan Bosco es proclamado patrono de los magos e ilusionistas.
Es también el patrón del cine, motivo por el cual los Premios
Goya se entregan anualmente en torno al 31 de enero. También es patrono de
las escuelas de profesionales o artesanos, más conocidas en España como F.P.
Fuente Bibliográfica: "Vidas de los Santos de Butler",
tomo I, excepto algunas adaptaciones hechas por las Siervas de los Corazones
Traspasados de Jesús y María, y partes que van en letra itálica, procedentes
de: "Vidas de Santos (1)" y "Autobiografía de
San Juan Bosco", del Padre Eliécer Sálesman, Apostolado Bíblico
Católico.
ORACIONES
Oración a
San Juan Bosco
San Juan Bosco, Padre y Maestro de la Juventud,
que tanto trabajaste por la salvación de las almas,
sé nuestro guía en buscar el bien de la nuestra y
la salvación del prójimo.
Ayúdanos a vencer las pasiones y el respeto
humano,
enséñanos a amar a Jesús Sacramentado,
a María Auxiliadora y al Papa,
y alcánzanos una santa muerte,
para que podamos algún día hallarnos juntos en el cielo.
enséñanos a amar a Jesús Sacramentado,
a María Auxiliadora y al Papa,
y alcánzanos una santa muerte,
para que podamos algún día hallarnos juntos en el cielo.
Amén.
Oración
a María Auxiliadora
(Compuesta
por Don Bosco)
Oh María, Virgen Poderosa grande e ilustre defensora de la Iglesia,
singular auxilio de los cristianos terrible como un ejército ordenado batalla,Tú sóla has triunfado en todas las herejías del mundo.
Oh Madre, en nuestras angustias, en nuestras luchas,
en nuestros apuros, líbranos del enemigo
y en la hora de nuestra muerte,llévanos al Paraíso.
Amén.
ORACIÓN A SAN JUAN BOSCO
Oh Don Bosco Santo, que con tan gran amor y celo
cultivasteis las múltiples formas de acción católica que hoy florecen en la
Iglesia, conceded a sus asociaciones el mayor progreso y desarrollo. Redoblad
en todos los corazones la devoción a la Santísima Eucaristía y a María
Auxiliadora de los Cristianos. Acrecentad en ellos el amor al Papa, el celo por
la propagación de la fe, un solícito esmero por la educación de la juventud y
grandes entusiasmos para suscitar nuevas vocaciones sacerdotales, religiosas y
misioneras. Haced que en cada una de las naciones se fomente y arraigue la
guerra contra la blasfemia y el mal hablar y contra la prensa impía; haciendo
surgir en todas partes nuevos cooperadores para las diversas formas de
apostolado recomendadas por el Vicario de Cristo. Infundid en todos los
corazones católicos la llama de vuestro celo, para que, viviendo en caridad
difusiva, puedan al fin de su vida recoger el fruto de las muchas obras buenas
practicadas durante ella.
Padrenuestro…,
Dios te salve…, Gloria…
San Juan Bosco, rogad por nosotros.
San Juan Bosco, rogad por nosotros.
ORACIÓN
PARA OBTENER ALGUNA
GRACIA ESPECIAL
Oh Don Bosco Santo, cuando estabais en esta tierra no
había nadie que acudiendo a Vos, no fuera, por Vos mismo, benignamente
recibido, consolado y ayudado. Ahora en el cielo, donde la caridad se
perfecciona ¡cuánto debe arder vuestro gran corazón en amor hacia los
necesitados! Ved, pues, mis presentes necesidades y ayudadme obteniéndome del
Señor (pídase la gracia).
También
Vos habéis experimentado durante la vida las privaciones, las enfermedades, las
contradicciones, la incertidumbre del porvenir, las ingratitudes, las afrentas,
las calumnias, las persecuciones y sabéis qué cosa es sufrir.
Ea,
pues, oh Don Bosco Santo, volved hacia mí vuestra bondadosa mirada y obtenedme
del Señor cuánto pido, si es ventajoso para mí alma; o si no, obtenedme alguna
otra gracia que me sea aún más útil, y una conformidad filial a la divina
voluntad en todas las cosas, al mismo tiempo que una vida virtuosa y una santa
muerte. Así sea.
OPERA ROCK DON BOSCO
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